Diario de amor. Página 5.

«El bosque del hada»

Amanecí perdido en una niebla densa,

como si mis ojos permanecieran empapados

por un vaho totalmente resbaladizo sobre

mis pupilas. Todo tipo de criaturas celestes

corren a mi alrededor y tengo miedo, allí,

en la oscuridad del día.

Avanzo camino a una lejana voz

de algún hermoso ser, imagino. Recorro en el

tiempo decenas de minutos y horas, incluso

días y meses. Prefiero que hoy día sean

años. Para encontrarte de frente en

aquella luz flotando sobre la tierra que

me apartó la niebla e inspiró los

momentos más claros que jamás podré

vivir y animoso miro cada día a

mi hada del bosque, la que me hace

sonreir, llorar, gritar y amar a ella

y a la vida. Por la que soy feliz

y a veces entristezco. Pero por la

que daría el resto de mi luz, si

algún día a ella se le acabara,

yo me iría de aquel bosque para

que tú, mi hada ***** <(aquí el nombre)>, tengas la

luz que te pertenece por ser exquisita

y dulce, especialmente porque yo tuve

la extraordinaria suerte de vivirte y

poder ser iluminado por ti.

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