«El bosque del hada»
Amanecí perdido en una niebla densa,
como si mis ojos permanecieran empapados
por un vaho totalmente resbaladizo sobre
mis pupilas. Todo tipo de criaturas celestes
corren a mi alrededor y tengo miedo, allí,
en la oscuridad del día.
Avanzo camino a una lejana voz
de algún hermoso ser, imagino. Recorro en el
tiempo decenas de minutos y horas, incluso
días y meses. Prefiero que hoy día sean
años. Para encontrarte de frente en
aquella luz flotando sobre la tierra que
me apartó la niebla e inspiró los
momentos más claros que jamás podré
vivir y animoso miro cada día a
mi hada del bosque, la que me hace
sonreir, llorar, gritar y amar a ella
y a la vida. Por la que soy feliz
y a veces entristezco. Pero por la
que daría el resto de mi luz, si
algún día a ella se le acabara,
yo me iría de aquel bosque para
que tú, mi hada ***** <(aquí el nombre)>, tengas la
luz que te pertenece por ser exquisita
y dulce, especialmente porque yo tuve
la extraordinaria suerte de vivirte y
poder ser iluminado por ti.