La gran mentira del amor


Pensaréis que soy oportunista al escribir esta entrada – aprovecho para felicitaros y felicitarme  por que el blog ya cuenta con 100 entradas – pero nada más lejos de mi intención, siempre he pensado lo que aquí publico hoy. Lo que me maravilla es poder decirlo a boca llena y por eso lo hago en este momento. El amor no es amor si hay elección. Es puro y básico. Si eliges no es amor.

Se puede llamar de mil maneras, se puede creer de cientos de formas, se puede sentir fuerte acariciando tu ser como un viento fresco en un infierno cálido, pero el frío de tu mente, la razón de tu cordura, y el futuro de tus pasos marcan lo que básicamente nosotros pensamos con gran ineptitud y que queda expresado en las líneas anteriores en este mismo parrafo.

Hablemos de las premisas de un buen amor: respeto, libertad, fidelidad, y por supuesto corazón. Que el «mi vida», sea tu vida. Que el «cariño», sea tu cara de niño y que el «cielo» sea tu paraíso. Porque a veces, y sólo a veces (siempre), mi vida, es mi rutina,  mi cariño,  piñones caros y el cielo, pues me imagino un bonito cuadro dónde plantar mi celo. Corazón, es lo evidente. Si falta corazón, podemos quitar las demás premisas, pero si faltan las demás, podemos dejar corazón.

Hoy sin querer me he vuelto a equivocar.

Por tu felicidad a costa de la mía.

Mi corazón =)