Historia de un triste pensamiento


Triste mi pensamiento no me abandona. Es único e inevitable. Sólo un día. O para siempre.

Camino de manos abiertas para encontrar tu ilusión, cabalgo a expensas de una fractura en una de tus patas que sostiene mi galante montura. Confíame tus abrazos y sal a vivir, te espero.

Poco a poco mi llanto aflora y sólo tú puedes calmarlo. Felicidad necesito en mis venas mañana.

El vino sólo hace matar mi locura.

Estoy cotizando para disfrutar tu vejez. Maldito gobierno.

Mañana seré feliz, tus felicidades son…