Braille


 
        Ayer mi amigo Jose Luis me invitó a un recital de poesía en el que él participaba, para mí fue un honor acompañarles, me lo pasé muy bien. Para mí ya será un héroe, no estoy siendo pelota porque me dedicaras aquellos haikus, porque para mi todo el que se sube para mostrar, ¡ya! es un ganador. Bueno todo esto si no has ido a Irlanda, porque como lo hayas hecho…pobre de ti como lo hayas hecho, porque verás que los perros ladran igual en este país o en aquel otro.
 
        La segunda que entraba en discordia fue la que me tradujo la idea de hacer esta entrada, sabía como abordarla, como resucitarla de aquella mancha en la cual la profesora engreída y coqueta irlandesa le había atribuído. Pocas cosas más me ofreció que una cara de sonrisa despechada para con sus tonterías y mancillares. Debería haber habido alguien allí al lado para empujarla hacia abajo, cada vez que se ponía por encima de nosotros, los allí presentes. Solo hizo una cosa bien, decir la palabra braille. Perdón grave error porque hizo otra segunda cosa bien, traer a un elenco de muchachas muy bonitas para la ocasión.
 
        La tercera, se daban cita tres, agraciada en su presencia y aguerrida en voz no por fuerza o relevancia sino porque sus palabras no querían escapar de su garganta. Lo hizo bien en sus poemas. No me inspiró nada.
 
        En conclusión, el primero fue el mejor para mi honesta opinión por varios motivos: abría el recital, fue escueto y directo, superó la adversidad y apagó muchos fuegos. Para mi forma de entender. ¡Enhorabuena!.
 
 
        Aquello de braille me reprodujo en mi interior una soberana caricia al preguntarme como leerán los ciegos mi poesía, pero yo me "autocuestionaba" como los que ven podían acercarse a lo que los invidentes entendían en mi poesía. Sólo se me ocurrió esta forma, cierren los ojos a partir de la señal e intenten ver proyectando sobre su alma aquello que les rezume cariño, bondad, ganas de ver  y satisfación por leer, aún no pudiendo hacerlo. Ahora cierren los ojos y lean:
 
 
                          ,
                .
 
                     .
 
                  ,
                     ,
  
                        .
 
     ,           ,
 
               .
                          .
 
 
       Gracias.
 
 

Nunca llega Abril


Si mirara tu sombra atada a tu fragancia
cíada una vez más del cielo,
solapada a mi sombrero llegaba sola
en aras de una cumplida esperanza,
nunca llega a febrero.
 
Callecitas vestidas de color de añil,
creando un tiempo distinto para el contacto.
Distraído sol quemando mi celo,
osbtinado sigue mi corazón y estupefacto
para que inadvertido nunca llegue abril.
 
Trataré tu rostro,
ante el que la belleza se rinde,
acariciaré tu mirada,
ante la que el sol se abruma,
contaré los días,
para los que el tiempo no pasa,
y felicitaré a la vida por crear tus palabras.
Que hoy por siempre agradecen
las canciones de mañana.