Hagan que sus hijos sean felices


Es un ruego que les hago. Por favor, hagan que sus hijos sean felices. Me diréis claro como si fuera fácil conseguir eso. Es tan difícil que ni yo mismo sé como hacerme feliz, como voy a hacerlo con alguien que no soy yo, si no tengo experiencia ni el saber para llevarlo a cabo. Nadie lo tiene os diré.

Vuestros hijos, desde pequeños sabrán apreciar las enseñanzas, desde temprana edad. Probado queda que en los primeros tres años de vida del ser humano es cuándo absorbe todo su potencial para el resto de su vida. Aprende fundamentalmente de los padres, que deben estar muy cerca cada vez y mostrándole en todo momento las aptitudes que debe aprender. De esto va a depender en buena parte la felicidad de la persona en su vida, pero no así del todo. También necesitamos mantener las actitudes positivas, darle al niño a conocer sus miedos como retos y nunca como restricciones hacia su personalidad o vida futura. Afrontar, fallar y avanzar. Nunca decirle esto no se hace, si no esto se hace así. No sabes, si no lo  correcto es esto.

Ahora me preguntaréis dónde está la felicidad en todo este párrafo que he soltado. No lo sé. Se que serán variables infinitas las que actúen sobre la felicidad en todas las personas, pero en cada una de ellas individualmente se pueden controlar. La felicidad es interna al ser humano, y el grave error es que pensamos que tenemos que buscarla fuera de nosotros, en otras personas, en objetos, en relaciones, en amores, en amigos, en pasiones, amantes, distracciones, vicios, … Ahí no queda la felicidad, ser feliz es estar bien con uno mismo dentro de unos parámetros de vida social, vida que nos toca vivir, y que la misma vida nos quita. Si la vida es injusta, y la muerte hace justicia a esta vida. Porque no ser feliz con uno mismo. No creas en la vida. No creas en la justicia como hace la victima. Tu vives, eres la victima. No creas en ella. Sé feliz por ti mismo. Sé feliz a lo que te tocó vivir, sin creer en ello, sin pensar en nada más que tú, y lo justo que eres contigo mismo. Creo en mí. Justamente. Sé feliz con lo que te tocó vivir. Lo demás pura invención por ser, seres humanos. Vida.

Todo lo que está fuera de ti, es infelicidad.

PD: no soy autista.

Mi dulce pecado


He pecado…te entrego todo mi amor, más que demasiado. Día a día, me tienes, me retienes y sin ti no sé vivir.

La caricia que imagino de tu pelo me lleva en sublime y extasiosa peregrinación hacia la felicidad, y qué decir de cuando tus dos ojos me miran, negros más negros que el intenso carbono vítreo, absorben el 100% de la luz para luego emitirla en mi corazón cuándo los veo dulces y amorosos en dirección a mí. No existe mayor momento de placer, ni besar tu labio que ya imagino es decir mucho, ni rociar tu piel con mi saliva resbalada con mi lengua, sí esa, tu piel blanca que Dios usa para maquillar la nieve, no hay nada que haga caer mis lágrimas con una sensación tan bonita que el recibir la luz de tus ojos, las únicas perlas negras que conozco. Únicas e inimaginables en el mundo. Tus ojos.

Es imposible decir lo que siento, no existe lenguaje para expresar los sentimientos y lo sabes. Por eso es tan difícil, pero tan sencillo, no hay que decir, sólo sentir. Y así lo siento. Tu amor y el mío juntos sin palabras (desde tan lejos), y lo noto tanto, tanto acaricia mi pecho. Mi vida. No hay lenguaje para esto, pero te lo intentaré acercar con algunas palabras, las siguientes:

«Cariño, no hay en el día segundo…cada segundo…que no piense en ti, que no eche de menos lo maravilloso que es estar a tu lado y contar contigo siempre, que no recorra un paso sin mi memoria maravillosa acordándose de tu silueta, que no sostenga un vaso de agua y se dibuje tu cara sobre ella, ondulándose, que no roce mis sábanas sin pensar que es tu piel de mango, que no coma una fresa mojada sin sentir tus labios. Cada segundo…deseo que tu pienses como yo lo hago, y lo contrario sería mi muerte. Que si llueve tu me cubras con tu velo blanco, que si hace sol tus ojos me protejan. Dormir a tu lado, jamás lo he pensado, ya basta morir con anhelar tus abrazos, cielo.»

Mi dulce pecado. Quiero sentirte cerca, muy cerca. Amarte. No me importa nada más que tu mirada y lo que detrás de ella expresas. No existen leyes, ni clases sociales ni edades, ni fronteras. Aquí estoy y por ti seguiré. Aquí traigo mi corazón en las manos. Te lo dejo para siempre.

Chi! Te chero! mucho mucho mucho mucho…más que eso. Men men men peke =).